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¡Oh trovador! Toca esta noche tu “rebāb” con locura.

¡Oh cantor! Comienza tu canción con la tonada “Él es la Verdad”.


No resuelven las penas del corazón los múltiples señores;

confía tus preocupaciones al Señor Uno y Único.


Deja a la gente cuerda el libro de las almas y de los horizontes 

y tú pasa las páginas del libro de tu ser con la locura del amor.


Deja la imagen de agua y barro y lee la tabla de tu corazón,

y así, por el cariño del Amado, caerá el velo que cubre los ojos de tu espíritu.


¡Señor! Enamorado estoy de Ti, obediente y conforme con tu voluntad,

comprador soy de tus palabras, acepto tu castigo.


Tú eres la esencia de mi realidad, mi ser manifestado y mi ser escondido,

en cualquier sitio, a cada instante, contemplo tu sagrada presencia.


No sólo el corazón y el alma de Nurbakhsh están iluminados por tu Luz

sino que toda la creación existe porque posee la gracia de tu resplandor.

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