Desde la imagen de tu pensamiento borramos el deseo que tenemos de Ti,
pues no es imaginable conversar contigo.
Yo sé que es imposible esperar nuestra unión,
pues con los propios pies no puede nadie ir por el camino de tu vecindad.
Tú eres la Amada que amas tu propio rostro y Tú el enamorado,
¿quién sino Tú puede beber el vino de tu cántaro?
El corazón que te ama sin medida no es otro sino Tú,
pues tus enamorados poseen tu carácter y tu naturaleza.
En este credo del amor, tu cabellera es el velo de tu rostro,
nuestras manos no pueden apartarlo.
Nuestra lengua no logra hablar de Ti como Tú eres,
mejor sería cortarla para que no te ruborice.
Si no nos liberamos del color y el olor, si nos emborrachamos de nosotros mismos,
¿cómo podemos desear tu fragancia?
Atados a este mundo y rehenes de las dimensiones,
es negligencia nuestra búsqueda.
No pienses más, Nurbakhsh, en la Fuente del sol,
pues te borró la ola del océano de la no-existencia.