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No caben letras ni significados en la palabra del amor,

porque el amor posee otro edecán y otros conceptos.


El necio quiso que yo hablara de amor,

pero ¿qué puedo hacer sino guardar silencio ante el oído sordo de su corazón?


No oye otra cosa que el susurro del amor y la ternura

quien, con su corazón, conoce el mundo de los enamorados.


El verdadero amor posee otra lengua desconocida por la gente,

hay que dejar aparte las palabras comunes, colmadas de problemas.


El que niega el amor, nada comprende,

sobre su corazón, que está dormido, no tiene efecto alguno esta palabra nuestra.


En la tradición del amor, no hay palabrería,

ése es sólo el camino de los viajeros charlatanes.


¡Oh Nurbakhsh! Por el aliento del amor, tus palabras se volvieron ardientes,

por eso agradan a los poseedores del don de la visión.

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