Hemos reconstruido la casa del amor,
desde que en el espacio del enamoramiento tantas casas alzamos.
Nuestra existencia ilusa hemos vendido en el mercado del amor
y, con el capital de la no-existencia, toda una vida hemos negociado.
Para ser confidentes en la vecindad del que es Alma del alma,
hemos purificado el corazón del recuerdo de otro que Él.
Hace ya muchos años que nos liberamos de cualquier atadura de universos,
no creas que es ahora cuando nos hemos liberado de la esclavitud.
Si el sabio afirma a Dios por el camino del razonamiento,
nosotros, al negar nuestra existencia, a Él le señalamos.
Desde el principio, con la mano del amor, hemos borrado
del corazón palabras como pena, aflicción o amargura.
¡Oh Nurbakhsh! Los gnósticos afirman que tenemos visión
desde que nos miramos con los ojos del desprecio.